Autor: Miguel-Anxo Murado
Se ha hablado mucho de la carta que Viviane Reding, la comisaria
europea de Justicia, envió al Gobierno español. En ella dice compartir
la interpretación de éste respecto a que Cataluña no podría formar
parte de la UE si se independiza. Sin embargo, se están pasando por
alto detalles importantes. Hace no mucho, Viviane Reding dijo
exactamente lo contrario en Sevilla. Como aquellas otras declaraciones
se silenciaron en la prensa de Madrid, ahora su rectificación no
parece tal sino una posición firme. Obviamente, no lo es, puesto que
ha cambiado. También hay que prestar atención al medio cuidadosamente
elegido para esa rectificación: una simple carta privada, no una
declaración pública.
Menos aún es una declaración oficial de la UE, como se la ha
presentado en los medios. La verdad es que, de momento, los
comentarios que han salido de Bruselas sobre este asunto, escasos y
con sordina, son poco más que opiniones personales que los periodistas
les sacan a algunos responsables europeos con calzador. Aunque el
filtro informativo produce una sensación de unanimidad, ha habido de
todo. Nadie parece haberse dado cuenta de que la expresión más
repetida en Bruselas ha sido "asunto interno", que en lenguaje
diplomático denota neutralidad. Incluso Almunia llegó a decir que no
se puede decir tajantemente que Cataluña quedaría fuera de la UE.
También ha rectificado, que es lo que se hace cuando se busca decir
dos cosas a la vez. Si queremos hacernos una idea de lo que realmente
pasaría si se diese el caso de una independencia de Cataluña, más vale
que aprendamos a leer entre líneas y captar estos matices.
La realidad es que la UE no se ha pronunciado oficialmente sobre la
cuestión, ni lo hará seguramente. ¿Por qué? Primero porque no tiene
ninguna necesidad de meterse en este lío cuando ni siquiera se ha
convocado un referéndum de independencia en Cataluña. Segundo, porque
tiene que mantener abiertas sus opciones para el caso de que Bélgica
se divida, por ejemplo. En la interpretación del Gobierno español,
tanto Flandes como Valonia quedarían fuera de la UE y la UE fuera de
Bruselas. Difícil de creer. La UE buscará una solución y, si eso
implica saltarse sus propias normas, lo hará. Tiene una larga
tradición al respecto.
Puede ser que los independentistas catalanes sean ingenuos a la hora
de contemplar la independencia como un camino de rosas. Pero los
anti-independentistas no lo son menos si confían en que la UE se
convierta en garante de la unidad de España. Su lealtad es para con el
proyecto europeo y no para con los estados nación, cuya legitimidad
les disputa. Su cúpula la compone una élite multinacional que se
precia de anteponer ese proyecto de unión a sus prejuicios nacionales
(de ahí la primera declaración de Almunia). Desde luego, la UE no
desea la independencia de Cataluña (de ahí la segunda), y la
desaconsejará en la medida que pueda. Pero si se produce, no nos
engañemos, reevaluará la situación en función de esta nueva realidad.
Cataluña, una economía del tamaño de la de Portugal, en la zona de
paso entre el resto de Europa, y la Península y el Norte de África, es
casi indispensable para el proyecto europeo. España, paradójicamente,
serían quien más sufriría su exclusión.
¿Qué hará Bruselas? No hay manera de saberlo hasta que llegue el
momento, pero desde luego no expulsará a Cataluña "automáticamente",
como gustan de repetir algunos. La UE no hace nada automáticamente.
Para empezar, Cataluña sólo podría quedar fuera si España reconociese
su independencia, puesto que hasta entonces, a efectos de Bruselas,
seguiría siendo una parte de España. Pero si España reconoce esa
independencia, la separación sería legal, con lo que todo cambiaría.
Tampoco tiene sentido que se diga que Cataluña quedaría fuera del
euro. Un país puede usar la moneda que quiera (Mónaco usa el euro).
Simplemente, no estaría representada en el Banco Central Europeo. No
lo está ahora tampoco, y a España, que sí lo está, no le sirve de gran
cosa.
Desde luego España tiene margen para plantear una batalla diplomática,
pero si se va a un conflicto la UE buscará la estabilidad. En
principio, insistirá en que Madrid y Barcelona negocien; pero si se
percibe a España como un obstáculo para la integración europea (y ya
no digamos si se produce algún incidente violento) la presión caerá
sólo sobre Madrid, para entonces completamente dependiente del dinero
de Bruselas. No se puede dar nada por hecho, porque en el mundo de la
política internacional las certezas no existen.
http://www.huffingtonpost.es/miguel-anxo-murado/cataluna-y-la-ue-hay-que-_b_2082355.html
Cataluña y la UE: Hay que leer entre líneas #politics #eu #usa #news
Posted by
redacció
on Thursday, November 8, 2012
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